Por Federico Grassi
En un amplio despliegue musical por parte de Non Bis, Supimos y Mustafunk, donde esta ultima incluso se dio el gusto de homenajear al flaco Spinetta con una versión muy propia de Cementerio Club, el rock santafesino de dio el gusto de entrar en trance.
El sábado 23 de julio, Tribus Bar Arte tuvo un encuentro con fuerzas chamánicas que hicieron mover a toda la gente que estaba presente. El ritual inició con “Non Bis”: Irene Marchi (en el reemplazo de Nacho Mallozzi por esta fecha) y que desplegó su gran calidad como vocalista, Santi Ocampo en guitarra, y los hermanos Federico y Facundo Ardana en bajo y batería respectivamente. El grupo, que presentó su primer material de estudio hace un mes (disponible en https://soundcloud.com/nonbis), entregó una buena dosis de rock alternativo con varias matices funk, para comenzar a calentar los motores de lo que se venía.
“Supimos” fue el segundo grupo que dio muestra de la impronta fresca y joven que se hizo presente en ese ritual de rock y funk. Integrada por Agustin Castella (voz), Joel Murua (guitarra y coros), Lucio Barreto (bateria), Federico Trepa (bajo y coros), deleitaron a los oyentes con melodías en calidad de fusión, elaboradas con mucha pasión y sentimentalismo. Su canción “Seguir”, presentada el 22 de Julio a través de Youtube como primer adelanto de su primer EP, fue parte de la lista de canciones tocadas en vivo.
El ritual ya había tenido efecto en las personas que se encontraban en Tribus, y se sentía un estado de trance en el ambiente, pero el climax se dio con la llegada de Mustafunk al escenario. Este quinteto oriundo de Paso del Rey, Buenos Aires, tenía un propósito: trasladar ese estado de elevación mental al plano físico, por lo que antes de iniciar todo el público fue invitado a acercarse al escenario.
Presentando su último trabajo discográfico, Laboro Chamanik, la banda cumplió su propósito, y antes de terminar su primera canción ya podían observarse cuerpos en movimiento, balanceándose al ritmo de los atrapantes y bailables riff y armonizaciones que producían Agustin Marinelli y Serafín Rodriguez con sus guitarras. Las líneas de bajo de Agustín Pettinato, cargadas de groove fueron grandes partícipes en el proceso, y se traducían en la movilización de pies, caderas y cuellos de los oyentes y de los mismos integrantes de la banda, complementándose a la perfección con los excelentes ritmos que aportaba Camila Marinelli, baterista del grupo. Último pero no por eso menos importante, Martín Pedernera, cuya voz ayudaba a dar un cierre al círculo chamánico que presentaba Mustafunk y que envolvía a todos los que nos encontrábamos en el lugar elegido para el ritual.
Con un sonido impecable (merecidos aplausos a los sonidistas de las respectivas bandas), todos los partícipes del trabajo chamánico salieron del bar transformados por la mística de lo acontecido. Por ahora solo quedará esperar que los Mustafunk decidan volver al Litoral, donde serán bienvenidos con suma calidez, y estar expectantes del próximo ritual rockero que ofrezca Tribus Bar Arte.
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