Era 2005, tenía 16 años y caminaba por la casa, pensando en quién sabe qué cosa, cuando vi a mi hermano Alejandro mirando la televisión. Un fondo negro, letras blancas que rezaban OKUPAS, la “K” en color rojo sangre, combinado con escenas de desalojos, sirenas policiales e imágenes de los personajes principales. En el transcurso de las primeras escenas, quedaron en mi corazón para siempre las andanzas de Ricardo (Rodrigo de la Serna), el Pollo (Diego Alonso), Walter (Ariel Staltari) y el Chiqui (Franco Tirri) en esa casa vieja, sucia y desvencijada.
Pasaron los años y los recordé. Volví a ver la serie, a reírme, a temblar y a llorar. En 2016 la serie cumplió la misma cantidad de años que tenía yo la primera vez que vi Okupas, en su tercera retransmisión. Una historia que nació en el año 2000, de la magistral y creativa mente de Bruno Stagnaro, director y creador de “Pizza, Birra, Faso” (1998), película que marcó el inicio del Nuevo Cine Argentino en los ’90. Con magistralidad y crudeza, Stagnaro mostró la realidad de ese grupo que se movía por la vida aprendiendo a sobrevivir, con la calle, sus códigos y la amistad como única escuela.
Esta miniserie de tan sólo 11 capítulos, se filmó en la calle, sin grandes decorados o utilería y es lo que la hizo tan rica, tan cruda y tan real, que provocó un cambio radical en todos aquellos que la vieron por primera vez. Mostraba un contexto signado por las drogas y la desesperanza de los jóvenes, en un país que se venía a pique como consecuencia de años de políticas neoliberales, pero que a través de la amistad lograban salir adelante. En algunas entrevistas, los actores contaban que donde grababan había rastros de sangre fresca, producto de una pelea que se había producido horas atrás.
La música y en especial el rock fue un componente que acompañó toda la historia, plasmando los sentimientos y experiencias de los cuatro amigos en todos los pasos que dieron, desde esa casa en la que convivían, hasta Dock Sud o “El Docke” para enfrentar al Negro Pablo, el “Mascapito”, (Dante Mastropierro) en una escena cumbre de toda la miniserie. Algunos de los capítulos llevaban nombres de obras cumbres del rock nacional como Bienvenidos al Tren (Sui Generis) o El Ojo Blindado (Sumo), o Walter "el rolinga" que es fanático de los Rolling Stones. El rock siempre tuvo ese componente marginal, a veces despreciado por lo que se consideraba "moral y decente", es por eso que en Okupas, el rock acompañó a los personajes a través de sus aventuras y desventuras en las periferias de una Argentina que se derrumbaba.
Una escena hilarante de la serie en la que los protagonistas están en un baño público y se encuentran con dos músicos clásicos, les empiezan a hablar y el "Chiqui" empieza a cantarles una canción de La Polla Records, banda de punk vasco que me encanta. Luego, Ricardo (De la Serna) insta a los dos asustados músicos a un improvisado concierto en el baño.
Almendra, Pescado Rabioso, Sui Generis, Vox Dei, Sumo, Los Redondos, Los Abuelos de la Nada, Pappo, Jimi Hendrix, The Who, La Polla Records y especialmente, Los Rollings Stones, fueron la receta perfecta para una historia que te atrapa, como me sucedió a mí, desde el primer segundo.