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jueves, 25 de agosto de 2016

Nuestro rock ¿en crisis?

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   Hace unos días, un medio chileno publicó una polémica nota de opinión acerca del rock argentino. En ella se afirma que desde fines de los '90, nuestra música ha caído en una profunda crisis que aún no ha podido superar. 
   Con declaraciones de algunos comunicadores argentinos y allegados a destacadas bandas de rock que tuvo Argentina - como ser el ex mánager de Soda Stereo - los periodistas chilenos Claudio Vergara y Carlos Farias escribieron para el medio "La Tercera" la dura crítica que se titula "Me verás caer: la crisis del rock argentino"
   A continuación, compartimos la reproducción de la nota original:


   Me verás caer: la crisis del rock argentino
   Con el dominio artístico de Latinoamérica por 30 años, la música trasandina hoy se sumerge en un espiral de escasez creativa, el adiós de sus grandes referentes y las complejas polémicas de algunas de sus figuras, además del triunfo de apuestas nacidas en otros países.
 
   Ser joven y ser un radioescucha que habitaba Chile en 1987 significaba, por gusto o por obligación, un trayecto imaginario a Buenos Aires. Sólo esa temporada, Soda Stereo agitó Viña; Sumó tocó en la Quinta Vergara por primera y única vez en el país; Los Cadillacs estrenaron su álbum bisagra al estrellato (Yo te avisé!!); la radio líder de la FM local, Concierto, emitía con éxito aplastante Argentina Rock, espacio conducido por Lalo Mir, el hombre de la voz frenética que llegó del otro lado de la cordillera; y, como epílogo fúnebre, la muerte de Luca Prodan golpeaba como una de las mayores tragedias del año. En resumen, el dominio del rock argentino no poseía rivales, victoria que durante años permitió el suceso de productos tan insustanciales como GIT o Vilma Palma e Vampiros.
   “Pero hoy hemos perdido la supremacía del rock en castellano”, diagnostica Sergio Marchi, uno de los periodistas de música más reputados de Argentina casi 30 años después, situado en la vereda opuesta. Durante este siglo, el rock y el pop importado desde el Atlántico dejaron de alzarse como el gran faro de la región y hoy atraviesan un trance subordinado a la escasez de referentes, la ausencia de propuestas capaces de imponer tendencia, la muerte de sus héroes (Cerati, Pappo, Spinetta) y las ásperas polémicas.
   “El rock argentino está en transición, como las serpientes que cambian de piel: está abandonando la piel del último gran momento que tuvo como escena, que fue en los 90”, se suma Daniel Jiménez, otro respetado comunicador, hoy en radio Vorterix.
   De hecho, el último gran tropezón de ese pedregoso camino sucedió hace sólo una semana, cuando Gustavo Cordera, ex Bersuit Vergarabat, dijo que “hay mujeres que necesitan ser violadas”, desatando la ira generalizada, lo que lo llevó a suspender todos sus conciertos. Antes, otros nombres de amplio arrastre en países como Chile, Ciro Pertusi (Attaque 77) y Cristián Aldana (El Otro Yo), se vieron envueltos en acusaciones de pedofilia.
   Hay otros hechos menos explosivos que justifican el escenario de turbulencias. Entre los 50 temas más tocados en el dial chileno durante agosto, sólo aparece un representante argentino, Luciano Pereyra, más adscrito al pop. En festivales como Lollapalooza, el promedio de invitados del país vecino es de dos por edición, casi la misma cantidad de músicos que llegan desde Colombia, México o Brasil, lo que firma otro escenario: otras propuestas regionales -partiendo por Chile y su nueva generación de artistas- le han ido ganando el gallito a Argentina. A modo de ejemplo, la agrupación foránea con un crecimiento más fulminante en Chile en esta década es Cultura Profética, de Puerto Rico.
   Jorge Lira, director de radio Rock & Pop en Santiago, dice: “Cerati es el que más sigue sonando. En segundo lugar está Babasónicos, aunque de pronto se estancaron. Y con la ley del 20% cambiaron algunas cosas: ya no es tan difícil elegir entre Divididos o Weichafe, o entre Tan Biónica y Astro, porque los chilenos tienen éxito suficiente como para meter un par de canciones por sobre los argentinos”.
   La última gran banda trasandina que contó con el espaldarazo de los sellos multinacionales fue Tan Biónica -con 1 millón 750 mil pasadas en Spotify Chile-, pero su disolución hace cuatro meses, sin mucha pena ni gloria, frenó el plan. En la última década, otros grupos, como Intoxicados, también intentaron ser promocionados en el país, pero chocaron con la falta de interés. Ahí se erige otra conclusión: el estancamiento de ideas mantiene sin mayor relevo a Charly, Fito, Cerati o Calamaro. “Los clásicos siguen arrasando, pero no ha habido un recambio generacional, grupos con igual convocatoria o con obras tan contundentes”, dice Oscar Sayavedra, ex mánager de Soda Stereo.
   Para gran parte de los consultados, el declive comenzó a fines de los 90 y principios de los 2000, con las disoluciones de Soda Stereo y Los Redonditos de Ricota, pero se agudizó la noche del 30 de diciembre de 2004, cuando un incendio en la discoteca Cromañón durante un show de Callejeros dejó 194 muertos. Jiménez sigue: “Cromañón afectó todo, había grupos en franco crecimiento que no pudieron tocar más. Muchos lugares se cerraron por temor y eso coartó el nacimiento de escenas chiquititas, pero fértiles”.
   El trauma de Cromañón no sólo aplastó la renovación, sino que permitió la invasión de agrupaciones uruguayas en el mercado bonaerense, como No te va a Gustar o La Vela Puerca. Por lo demás, el rock argentino más insurgente sufrió una suerte de “futbolización” y se centró en un nicho más combativo, fenómeno conocido como rock chabón y que tiene a La Renga como portavoces. Jorge Toro ha traído a esta última banda 16 veces en los últimos 14 años y es el productor chileno que mejor conoce la escena allende de Los Andes: “Es un grupo muy representativo, pero más allá de ellos no hay un progreso musical: todos los conjuntos que han salido de Argentina son copias de sonidos que ya conocemos”.
   Leo García, ex músico de Cerati, acota: “Esta es una etapa de crisis de lo que implica el rock nacional como poder pop. Se ha apartado de la industria, lo que hizo que se despopularizara”. Finalmente, Marchi lo ve bajo un prisma más global: “El rock refleja un estado de las cosas y es claro que existe una decadencia argentina que es general. Sin embargo, el rock tuvo momentos de excelencia aún en esa pendiente. Si el país no cambia, el rock no cambia. ¿Cambiamos? Se verá en unos años...”.

Fuente: La Tercera (Chile)

También podes leer la nota desde su medio original ACA
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