Cronista: Andrea Fontana
Fotografías: Agostina Reula
Parece un sábado como todos los demás, camino por los pasillos del centro cultural, ingreso a la sala en la que muchas personas aguardan expectantes y de pronto, la banda comienza a tocar, entro al túnel del tiempo. No estamos en el Centro Cultural La Hendija, ubicado en calle Gualeguaychú 171, sino en algún club de baile y no es el sábado 10 de septiembre de 2016, sino una noche perdida de la década del '50.
El recinto a oscuras es el marco perfecto para una noche ideal, en la que Dulces Rufianes, banda de rockabilly conformada por Gonza (voz), Lea (batería), Rockola (guitarra), Juano (guitarra) Timy (teclados), Renzo (Trombón) y Toro ( bajo y contrabajo), hace vibrar y bailar a todos los presentes, incluida la cronista.
La fiesta rufiana de hoy es muy especial ya que la banda presenta "Canalla", su primer trabajo discográfico. La música y el baile se abren con Hombre Lobo, seguido del temazo Fotos de Bettie Page y le sigue Canalla, en una impresionante lista de 19 canciones vibrantes. Luego de "Margot", Gonzalo, frontman y vocalista de Dulces Rufianes, saluda a la audiencia con una conocida frase "rufiana": "¡Bienvenidos al infierno!".
Esta noche, varios descubren a los Rufianes por primera vez y quienes desde hace más tiempo los seguimos, coreamos sus temas a todo pulmón. Algunos se animan a un trencito y recorren todo el lugar e incluso suben al escenario. Dulces Rufianes es una banda que nunca defrauda.
Varios cover de géneros tan distintos como el rock and roll, el punk, el soul y el metal, en version rockabilly, conforman también el setlist, que enmarca esta noche de alegrías, al ver concretado uno de los sueños de la banda. Un clásico rufián es Crying on a saturday night, de Misfits; Ace of Spades, de Motorhead; Tainted Loved de Soft Cell; Atmósfera pesada, de Sandro y los bises que anuncian el final de la fiesta: The KKK took my baby away, de Ramones y Blue Suede Shoes, de Elvis Presley.
La banda se despide, con agradecimientos a todos quienes los acompañaron en la travesía de crear su disco y a quienes esta noche se hicieron presentes para bailar y escucharlos. No cabe dudas, los Dulces Rufianes son sinónimo de fiesta; te permiten viajar un ratito en el tiempo y olvidarte de los problemas por un rato. No importa qué tan cansado esté uno, en un recital de ellos se baila inevitablemente.