La revolución de la alegría se vivió con violencia ayer, cuando el Gobierno inició una batalla campal contra los manifestantes, contra el pueblo argentino.
Piedras y palos contra balas de goma, gas lacrimógeno y camiones hidrantes. Corridas. Cacería y detenciones arbitrarias. Otro diciembre que comienza a ponerse negro.
No importa de qué lado de la supuesta grieta estas; no importan las ideologías políticas, la edad, el género o las clases sociales. No podes ser cómplice de un nuevo atropello contra tus derechos.
Detengámonos a pensar: ¿Por qué un gobierno necesita la fuerzas armadas para proteger el Congreso de la Nación durante un debate?
Si las leyes son a favor del pueblo, ¿Por qué se militarizan las calles como si se esperara una guerra?
Algunos pensaran que se ganó una batalla, otros dirán que se perdio. Pero la verdad es que aún falta mucho. No nos quedemos quietos, no nos callemos mas. Defendamos nuestros derechos, por nosotros, por nuestros padres, por nuestros abuelos, por nuestro futuro.
No bajemos la cabeza, no demos ni un paso atrás. Sigamos luchando para que nuestra voz se haga escuchar porque “un pueblo de pie nunca pierde su dignidad”.