Por: Gabriela Coronel
La nota de Clarín “El manual ideal de una mina copada” publicado en su edición digital
describe una mujer heterosexual que cumple un rol sumiso y estereotipado. Copada, según la denomina Magda Tagtachian, se preocupa por estar depilada, ir al gimnasio de manera regular para conservarse durante el tiempo, de llorar en silencio, de ser un “toque” feminista y de rara vez pedir ayuda.
El escrito excluye a las madres solteras, a las tortas, a las putas, a las transexuales, a las travestis, a las negras, a las bisexuales. Desconoce de las simultáneas marchas que se han hecho para que las mujeres podamos gritar: ¡Vivas nos queremos!, entendiendo que el feminicidio es el último eslabón de la violencia machista.
Nos adoctrinan para que seamos graciosas pero sin meternos en política. Que hagamos deporte ya que tenemos que ser 90-60-90 pero sin ser machonas. Nos podemos quejar pero solo un poco, porque sino somos unas histéricas que menstrúan.
Este sin fin de normas que las sabemos desde que nos parieron, son lo que ya está perdiendo peso, porque las mujeres estamos empoderadas y unidas. El mandarnos a la cocina para silenciarnos ya no va más.